Katherin, Santa Ana

junio 20, 2021
Niñas enseñando a otras niñas
En Tierra Blanca, una comunidad rural situada en Santa Ana, residen varias niñas, niños y adolescentes con la motivación de mejorar el lugar donde viven. Ellas y ellos aportan su voluntad, conocimiento o, simplemente, brindan su tiempo en beneficio de su comunidad. Katherin, de 17 años, es una de las líderes más jóvenes de Tierra Blanca; su deseo de aprender la ha llevado a destacar y ser un referente ante sus vecinas, vecinos, familiares y amistades.
Katherin estaba emocionada el día que se realizó la votación para elegir al Grupo Gestor, un equipo de líderes comunitarios impulsado desde el Proyecto “Comunidades transformadas en entornos de protección de niñez y adolescencia que previenen la migración y atienden la niñez retornada” de Save the Children. Ella fue la única adolescente que formaba parte de las diez personas candidatas que querían conformar este equipo de líderes.
El grupo gestor busca la protección de las niñas, niños y adolescentes, el fortalecimiento de un ambiente comunitario seguro donde se respeten los derechos fundamentales, y la prevención del desplazamiento forzado. “Este comité sirve para ayudar más a la comunidad. Por ejemplo, si hay un caso de violencia contra niñas, niños, mujeres o contra cualquier persona, podemos ayudar entre todos para que esta persona deje de ser violentada”, menciona.
Katherin ha sido la encargada de capacitar sobre derechos humanos, violencia de género y disciplina positiva a un grupo de 15 niñas, que van desde los 8 a los 10 años de edad. “Trabajamos con estos grupos homogéneos e impartimos charlas para que todas y todos conozcan más sobre los derechos humanos. Hay grupos de niñas, niños, hombres, mujeres y personas de la tercera edad”, detalla.
Previo a esta experiencia, cuando la adolescente tenía 14 años, participó en un curso que recibió en su escuela sobre la Ley de protección integral de la niñez y adolescencia (LEPINA), siendo este su primer acercamiento con temas relacionados a derechos humanos. “En mi comunidad, le violentan los derechos a bastantes niñas y niños. Algunos de ellos no tienen ropa o zapatos adecuados, o acceso a comida”, señala.
A su corta edad, Katherin indica que conocer sobre estos temas le ha ayudado a tener un poco más de comunicación y acercamiento con las personas de su comunidad, así como a comprender la necesidad de cambiar algunas formas de pensar y acercar el conocimiento al máximo de personas. A pesar de esto, ella “quisiera que este proyecto fuera un poquito más a fondo. Quiero que inviten a toda mi comunidad y que les expliquen, por ejemplo, dónde pueden poner sus denuncias sobre violencia. Quiero que vean cómo están siendo violentadas las niñas, niños, mujeres, gran parte de las personas de la tercera edad y algunos hombres”.
Tomando en cuenta que su comunidad está conformada por 80 familias, aproximadamente, la joven considera que le “costaría un poquito” explicar todos los temas que le han enseñado, pero menciona que tiene la voluntad y disposición para hacerlo. Katherin ha identificado que lo más urgente en su comunidad es dar charlas a las madres y los padres sobre disciplina positiva, violencia de género y capacitaciones sobre derechos humanos en general. “Haciendo consciencia en las mamás y los papás puede significar un cambio en ellas y ellos y, si cambian, podrían educar mejor a sus hijas e hijos y así cambian las niñas y los niños también”, dice.
Sonia, la madre de Katherin, explica su experiencia como madre soltera. “Ella y su hermano dicen que lo mejor que les pasó fue que su papá se haya ido, pero yo sé que les hace falta. Los hijos necesitamos a los papás. Esta situación creo que ha llevado a Katherin a querer saber más sobre derechos humanos”, detalla. Según Sonia, “hay derechos que las niñas tienen que ella no los quiso tener, porque ella me dijo ‘mamá, no le pidas nada a mi papá’”.
La adolescente apenas ha realizado tres de las 10 jornadas con el grupo de niñas de su comunidad, pero su talento nato para liderar le ha ayudado a que las niñas que reciben sus capacitaciones comiencen a ver un cambio en sus vidas. Sin hablar mucho sobre su situación familiar, reconoce que quiere seguir mejorando el lugar donde vive y enseñando todo lo que ella ha aprendido. Comenta que tiene muchos sueños y planes a futuro, uno de estos es seguir estudiando todo lo que pueda para que, algún día, logre convertirse en enfermera y siga al servicio de todas las personas que necesitan de ella.