Susana, Sonsonate

octubre 29, 2020
“Mi consejo para todas las personas es que traten de ayudar a las niñas y niños que se sienten solos”
En una zona rural del departamento de Sonsonate se encuentra la comunidad Teschal, rodeada de vegetación y caminos de difícil acceso. En esta comunidad vive Susana, una niña salvadoreña, de 14 años de edad, que comparte una humilde y pequeña vivienda con sus padres, su hermana mayor, su pequeño perro llamado Monkey, y un grupo de gallinas y polluelos que se encarga de alimentar.
Susana se describe así misma como una niña feliz, que le gusta ayudar a las personas y que disfruta de jugar a la pelota con sus amistades en la calle, ir a los cafetales y bañarse en el rio que está cerca de su casa. Desafortunadamente desde que el gobierno de El Salvador impuso el confinamiento obligatorio, en el pasado mes de marzo, para evitar la propagación de la COVID-19, todo esto cambió.
“Mi vida era mucho mejor, podía ir al pueblo de Izalco, a centros turísticos y cuando surgió la pandemia, todo se acabó, ya no puede ir a ningún lado, ya no pude salir ni divertirme como antes”, expresa Susana al cuestionarla sobre cómo era su vida antes de que apareciera la pandemia. “Lo que más extraño es ir a la escuela, porque cuando estudiábamos era más divertido, convivíamos entre compañeros y amigas, y con la pandemia ahora tenemos que estudiar en línea.”
Para Susana, continuar con sus estudios en la modalidad en línea no ha sido nada fácil; no posee teléfono celular por lo que no puede recibir las guías y las tareas que su maestra envía. En ocasiones su maestra le deja las guías de estudio en un ciber café, por lo que tiene que desplazarse hasta Izalco, sin embargo, estás no siempre están ahí, lo que ocasiona que se atrase en el desarrollo de los contenidos.
Susana sabe que todo el sacrificio que está haciendo vale la pena, pues su mayor ilusión es poder pasar de grado y que abran las escuelas el próximo año. “Estoy emocionada porque es mi último año en la escuela, es mi noveno grado, y tengo la ilusión de poder graduarme con mis amigos. Pero, si no regresamos a la escuela me sentiré muy triste”, expresa.
Ahora que Susana pasa la mayor parte del tiempo en su casa, manifiesta que se ha sentido triste y solitaria, sin embargo, se distrae jugando con su perrito -“Monkey”- y ayudando en los diferentes quehaceres de la casa. “Lo único bueno de que estemos ahora más tiempo en casa es que puedo convivir más con mi familia, me he podido expresar cuando me siento triste y ellos me entienden”, manifiesta Susana.
Sin embargo, la situación económica de la familia de Susana es difícil, su padre se encuentra enfermo e imposibilitado para trabajar desde que inició la pandemia y su madre es ama de casa. Gracias al bono económico que Save the Children entregó a las familias de las zonas de intervención, la familia de Susana logró abastecerse de alimento. “Gracias a la facilitadora de campo de Save the Children, quien anotó a mi madre, nos dieron un bono, y así hemos logrado sobrevivir y comprar comida“.
“Mi consejo para todas las personas es que traten de ayudar a las niños y niños, que se sienten solos y tristes y buscan ayudan, y que las personas adultas nos comprendan porque necesitamos apoyo”, finaliza diciendo Susana.